El pasado 15 de noviembre a las 16:57, agotadas ya sus baterías tras 60 horas de frenética actividad sobre la superficie del núcleo del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko la sonda Philae de la Agencia Espacial Europea lanzaba su último tuit .
Su último tuit hasta la fecha, al menos, aunque cabe la esperanza de que hacia la primavera, si comienza a recibir la cantidad suficiente de luz solar, pueda despertar y reanudad sus actividades.
Todos sabemos que no era Philae quien escribía esos tuits, igual que no es Rosetta quien le contesta cuando lo hace, sino que hay personas gestionando estas cuentas.
Pero desde hace unos años el uso de las redes sociales por parte de los equipos de comunicación de las agencias espaciales ha hecho que estas máquinas nos parezcan cada vez más humanas y que cada vez sintamos más cercanía a lo que hacen, de una forma que notas de prensa y trabajos científicos, que obviamente tienen también su lugar y su razón de ser, no nos hacen sentir.
La primera sonda en hacer tal cosa fue la Mars Phoenix Lander, que en mayo de 2008, veinte días antes de aterrizar en Marte, comenzó a tuitear, siguió haciéndolo durante toda la misión, y no paró de hacerlo incluso después de despedirse, con actualizaciones periódicas acerca de los resultados científicos y el estado de otras misiones.
Siguiendo su ejemplo astronautas de todas las agencias, otras sondas, e incluso instrumentos a bordo de estas sondas, son ahora prolíficos tuiteros que acercan al público en general lo que hacen de una forma extremadamente efectiva.
Tanto que hay niños que se preguntan si no podríamos traer a Philae de vuelta, igual que en su momento Randall Munroe se acordó de Spirit en XKCD.
Yo a mi hijo le he tenido que explicar que, cuando la ciencia avance un montón y lo de montar en naves espaciales sea como montar en aviones, iremos al cometa 67P de nuevo para devolver a Philae a casa… Es que al pobre casi se le saltan las lágrimas cuando le dije que se había apagado y se lo estaba imaginando sólo y abandonado. También me pregunto si Rosetta era su mamá.
O personas a las que un par de sondas espaciales le inspiran un poema.
Y es que poder preguntarle cosas directamente a una sonda espacial o a un astronauta y que estos te contesten o que te inviten a las instalaciones de una a seguir un lanzamiento o un momento importante de una misión simplemente porque eres usuario de redes sociales es una de las cosas más alucinantes que le pueden pasar a cualquiera mínimamente interesado en la investigación espacial.
Sin intermediarios, directos al corazón: la pasión con la que luego estas personas transmiten su interés es algo que ninguna agencia espacial podría comprar por mucho que se gaste en relaciones públicas.
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