Interior del túnel que alberga el LHC
En el Gran Colisionador de Hadrones dos haces de partículas circulan en sentido contrario por sendos anillos de 27 kilómetros de longitud prácticamente a la velocidad de la luz.
Pero para que el LHC pueda cumplir con su cometido estos haces de partículas tienen que chocar entre si para producir las colisiones que estudian los distintos instrumentos del LHC.
Claro que si tenemos en cuenta que cada uno de los protones, el tipo de hadrones con los que trabaja el LHC, que circulan por este mide unos 0,00000000000008775 centímetros de diámetro parece fácil ver que no es una tarea sencilla provocar estas colisiones, aún cuando los protones en cuestión viajen agrupados en haces para aumentar las probabilidades de que se produzcan estas colisiones.
En el CERN explican esto diciendo que es como disparar dos agujas una hacia otra desde una distancia de 10 kilómetros y conseguir que choquen de frente a medio camino.
Para esto el LHC usa miles de imanes superconductores y un sofisticado sistema de control para dirigir los haces, pero aún así es un instrumento increíblemente sensible, tal y como se puede leer en Is the moon full? Just ask the LHC operators .
Es tan sensible que le afecta la atracción gravitatoria de la Luna, hasta el punto de que hay que ajustar los haces para compensar el hecho de que la Luna ejerce más fuerza sobre un lado del anillo que otro según la posición en la que esté, y de hecho hay que ir ajustando los haces todo el rato porque la Luna no se está quieta.
El efecto además alcanza sus máximos cuando hay Luna llena porque el tirón gravitacional del esta y del Sol se combinan.
Las líneas verde y veis muestran el número de colisiones detectadas en el LHC en la noche del 2 al 3 de junio de 2012; las caídas se corresponden con los ajustes de los haces
También le afecta el paso del TGV que conecta París y Ginebra, debido a la cantidad de energía eléctrica que libera en el suelo, algo en lo que en el CERN no cayeron en la cuenta hasta que unas misteriosas perturbaciones que se producían todos los días a la misma hora en el funcionamiento del LEP, el Gran colisionador de Electrones-Positrones, el antedecesor del LHC, desaparecieron durante una huelga de trenes.
De hecho lo de la Luna también se sabía desde los tiempos del LEP porque también afectaba a este, aunque en menor medida.
Pero además el LHC se ve afectado por las deformaciones que produce en la forma del túnel el nivel de agua del lago Lemán, que, igual que la Luna, hace que los anillos del LHC cambien, aunque sea de forma mínima de posición.
(Vía @alpoma).
via Microsiervos http://www.microsiervos.com/archivo/curiosidades/la-extrema-sensibilidad-del-gran-colisionador-de-hadrones.html
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